Del amor en tus peores días
Antes de que termine el mes quiero compartirles un artículo que escribí en febrero de 2018 como preludio de mejores días y ni siquiera sabía que lo serían; les comparto una versión editada, que pretende ser mejor que la anterior aunque la historia es la misma y empieza igual:
El 2018 no fue un año fácil, pero cuando lo rememoro me doy cuenta que estuvo lleno de encuentros y reencuentros maravillosos, porque es seguro, y ahora lo sé, que el mal es relativo pues sin el no podríamos cambiar la perspectiva y revalorar lo bueno que tenemos, no solo alrededor sino en nosotros.
Al escribirlo por primera vez omití detalles que podrían parecer morbosos, propios de un chisme y hoy sin ahondar, pero sin guardar lo importante porque además estoy segura de que puede aportarles algo, les contaré que me rompieron el corazón.
Ya en mi post anterior se los había referido; en 2015 conocí a una persona, Enrique Rojas (sepan su nombre y huyan de él si algún día lo conocen), con quien en ese momento pensé que podría construir una vida y cimbré mis anhelos, el primer error y no precisamente de él, puesto que no debemos poner nuestros sueños en manos de nadie, aunque sean mejores compartidos; el segundo error fue confiar y no saber que existen los depredadores como él, en chilango "gandallas", y en términos psicológicos Psicópatas Narcisistas, algo que ni ellos saben que son y menos les interesa; personas capaces de ponerse una máscara completamente creíble y fingir casi hasta la muerte de una manera natural lo que no son, buenas personas, usando esa habilidad para obtener diversos tipos de beneficios de las personas alrededor de ellos; abusan tanto de amigos, familia, pareja o personas en el trabajo, y por lo regular al mismo tiempo, dependiendo de lo que requieren, todo de manera paciente, y sutil, de tal forma que lo que obtienen nunca es solicitado de manera directa y notoria sino ofrecido por el otro, pero sin ser nunca suficiente y usando técnicas pasivo agresivas, victimarias y de castigo y recompensa para mantener sujeta a la otra persona, deteriorando cada vez más la autoestima y autoconfianza de quien están abusando; las consecuencias, en ciertos casos han rallado la fatalidad, habiendo personas que llegan hasta el suicidio debido a esta violencia emocional casi imperceptible y que puede durar no solo años, sino décadas y hasta vidas completas.
Pero siempre hay esperanza, porque en el camino ellos comienzan a dejar ver señales sutiles de que todo es una farsa, una máscara que los oculta y si tu intuición te dice que algo no esta bien, te encuentras en constante estrés y/o depresión lo primero que se necesita es buscar ayuda psicológica inmediata y en segundo lugar si tienes la fuerza necesaria, salir corriendo; en todo caso con lo primero es muy probable que pronto puedas salir de ahí, lo que si debemos saber es que la ayuda no es para ellos, es para nosotros, no pretendamos el otro la reciba, no lo harán y si lo hacen manipularán la terapia a su favor; ellos no pueden ser ayudados porque no sufren de una enfermedad sino de un deterioro de la personalidad y son conscientes de sus actos, solo que no les importa el daño que causan, y jamás aceptarán que están equivocados.
Pero no soy experta en el tema, para ello están Iñaki Piñuel, Omar Rueda, Silvia Congost y otros psicólogos que pueden aportar una guía certera, para que a a partir de ellos busques la ayuda necesaria, lo que si puedo decirte es que se vuelve un shock; Piñuel, para mi el más adentrado en el tema y de quien recomiendo su libro Amor Zero, lo asemeja al estrés postraumático surgido de haber perdido a alguien de manera abrupta y sin tener si quiera un cadáver sobre el cual llorar, porque esa persona que conociste y amaste sigue viva pero nunca existió, lo que complica el duelo.
Esta situación me hizo plantearme la pregunta sobre si el amor existe o es mejor vivir solo. El drama y el horror; la oscuridad total (el amor en un ¡Mundo Alternativo!) o al menos así parece en un principio, porque como todo en esta vida es superable.
Con en el paso del tiempo el horror pasa; el drama se diluye y los momentos de alegría vuelven. Esto, claro, gracias a el tiempo, porque como es bien sabido “el tiempo todo lo cura”, y sin embargo yo diría que no solo es el tiempo; son las personas que te quieren quienes se vuelven determinantes para levantarte y seguir caminando; para reconstruirte. Son los pequeños detalles los que le dan sentido a cada día y, por supuesto, somos nosotros mismos.
En los meses posteriores muchas manos me sostuvieron: las de mi familia; las de amigos cercanos porque vivimos en la misma ciudad; las de amigos a la distancia que estuvieron pendientes de mi, incluso las de una gran amiga mía que vive al otro de mundo, literal, y con quien, de forma mágica, la vida siempre me reúne cuando más lo necesitamos. También descubrí que un par de amigas cercanas habían sufrido con anterioridad algo similar a lo que yo pasé, y esto nos acercó más, no para llorarlo, sino para hacernos fuertes.
Hoy tengo las respuestas que no encontraba para las dudas que el desasosiego me trajo. El amor existe, sí, lleno de colores, de formas y matices diferentes; eso también lo sabemos, pero lo olvidamos. Más allá de la pareja siempre hay otras personas que nos aman, como los hijos, los hermanos y los amigos y aunque suena a cliché, lo más importante es el amor que tengamos por nosotros mismos. Ese amor divino que, aunque seamos incrédulos siempre esta ahí.
¿Solos?, no, nunca lo estamos y menos después de un rompimiento o abandono; en primera instancia nos tenemos a nosotros mismos para querernos, cuidarnos y apapacharnos; hablo de ese amor que nos permite mirar hacia dentro, hacernos seguir, desear estar y ser mejores y querer a otros, señal inequívoca de que el amor existe. Pero también me refiero a que siempre habrá alguien a nuestro alrededor dispuesto a darnos lo mejor de sí, y a compartirnos su tiempo para vernos y hacernos sentir mejor.
Y si somos capaces de dar y amar, y tenemos alrededor personas que aman, ¿por qué pensar que el amor no existe? Si lo pensamos bien, no solo es dramático, sino egoísta al dejar de apreciarlo ¿no crees?
Lo sé, en esta época cínica y egoísta el amor parece un cuento de hadas, pero no lo es. Solo detente un momento, cierra los ojos y siente todo lo bueno que tienes para dar y lo que has recibido de otros. Te aseguro que el balance de 2018, del 2020 y de todos los años anteriores, así como cada día que vives y que se avecina será mejor de lo que has creído.
Deja que la vida te sorprenda… y empieza a celebrar el Amor todos los días, y sí por qué no también cada 14 de febrero, total que el pretexto no importe; que no te de miedo Celebrar la vida.
Recuerda que quererte, es cuidarte... xoxo💜
¡Hasta la próxima!
ig: @ailed.kamala
tw: @ailed.alvarez
Comentarios
Publicar un comentario